Cuántas veces uno guarda una o más botellas de vino que piensa puede compartir en algún momento especial, claro que ahora en tiempos de cuarentena ese stock baja dramáticamente.
Sin dudas me incluyo en esa lista y es por eso que desde hace un tiempo le comencé a dar más importancia al tipo de tapón que lleva.
No hablo de si el vino viene con tapa a rosca o corcho. De hecho el uso de tapa a rosca, bien extendido en vinos de alta gama de Australia y Nueva Zelanda, tiene su post.
Me refiero al corcho natural y los corchos de materiales alternativos donde incluyo el sintético y los hechos con materiales de origen vegetal.
¿Y por qué le doy importancia al tipo de tapón que utilizan las bodegas? Sencillamente porque no quisiera pasar por la experiencia de abrir un vino con la expectativa de probar cómo está, cómo evolucionó, qué notas propias de la estiba puedo encontrar, y un largo etcétera más, y no poder hacer nada de lo que enumero porque el vino no está en condiciones.
Y eso es algo que vi mucho en redes sociales ahora que estamos en esta temporada alta (?) de descorches.

Es que el tapón, imprescindible en una botella de vino, puede ser un gran aliado pero si no cumple su función principal, la de conservar el vino, puede llegar a ser el peor enemigo. Ni hablar si la conservación tampoco fue la ideal.
El público se renueva así que no está de más recordar que el TCA, técnicamente llamado tricloroanisol aunque en el barrio le decimos enfermedad del corcho, es un defecto que genera sabor a humedad por la acción de ciertos hongos.
De mucha utilidad fue el seminario de DIAM durante el Desafío Federal 2018 y del cual les conté acá.
Pero no es lo único que puede afectar a un vino.

También el oxígeno tiene un rol muy importante. Si hay poco entonces es posible que encontremos aromas de reducción. Si hay mucho entonces posiblemente el vino esté oxidado.
Y acá también juega el tapón ya que además de permitir el ingreso de oxígeno de acuerdo a su nivel de intensidad también él tiene contenido de oxígeno. Además es “la parte de arriba” de la cámara que queda entre el propio corcho y el líquido.
Fue un interesante descubrimiento duranto el ciclo Taste the Difference que organiza todos los años Vinventions (Nomacorc) y del cual, adivinen… sí, también les conté en este post.

Si bien todavía el corcho natural sigue generando que se lo asocie a vinos de alta calidad, mayormente por cuestiones aspiracionales, el desarrollo tecnológico de quienes fabrican tapones de origen vegetal posibilita que hoy en día se ofrezcan productos con una imagen muy similar a la que tiene el corcho natural pero sin los riesgos que éste puede generar.
Que la industria comience a utilizar cada vez menos los tapones confeccionados con corcho natural no es desprestigiar su producto, es asegurarse que cada botella tenga consistencia a través del tiempo y nosotros una experiencia plena con el vino que descorchamos. Salú!
Si les interesa saber más sobre DIAM pueden leer el post de El Ángel del Vino.

De profesión periodista, desde el año 2014 tengo este espacio en el que comunico el maravilloso mundo del vino. Desde hace más de 3 años realizo contenidos digitales para distintas bodegas y vinotecas de la industria. Acá vas a encontrar crónicas, entrevistas y alguna que otra recomendación. Parte de Argentina Wine Bloggers, fui jurado del Concurso Vino Sub30 edición 2015. Además fui finalista de los Born Digital Wine Awards 2017 y tengo hecho el WSET® L2 Wines & Spirits. Gracias, vuelva prontos!
Me quedo con la frase final Nico, lo mas importante es asegurar la experiencia positiva al momento del descorche.