Entre las bodegas que visité en el último viaje que hice a la provincia de Córdoba se encuentra Famiglia Furfaro, una bodega que es el resultado de la visión de dos hermanos: Jorge Furfaro y su hermano Hugo.
Ubicada en Ciudad Parque, cercano a Los Reartes, la historia de Famiglia Furfaro comenzó en el año 2004, cuando Jorge y Hugo decidieron adquirir un terreno de 35 hectáreas en esta zona de Córdoba con la idea inicial de establecer una huerta orgánica.
Durante los primeros años, el campo fue utilizado para sembrar papas, pero en 2008, la siembra de este tubérculo fue prohibida, lo que obligó a los hermanos a replantear su proyecto.
Y es que mientras el arrendatario del campo optaba por cultivar soja y maíz, en 2011, Ciudad Parque fue declarada zona libre de agroquímicos. Con el campo nuevamente en sus manos, Jorge y Hugo comenzaron a buscar nuevas formas de aprovechar la tierra, y fue durante un viaje por placer a Mendoza cuando la idea de producir vino comenzó a tomar forma.

Al visitar bodegas y viñedos, se preguntaron: “¿Por qué no hacer una bodega?” En ese entonces, el Camino del Vino en la provincia de Córdoba no estaba desarrollado, lo que convirtió su visión en un verdadero desafío. Sin embargo, decidieron rodearse de especialistas y dar el salto hacia el mundo del vino.
Entonces, en el año 2012, dieron el primer gran paso: plantaron los viñedos. Con 6 hectáreas dedicadas al cultivo de malbec, cabernet franc, petit verdot, pinot noir y chardonnay, comenzaron a dar forma a lo que hoy es Famiglia Furfaro, una bodega que produce entre 25 y 26 mil botellas al año.
Los viñedos, ubicados a 820 metros sobre el nivel del mar en suelos franco limosos, se benefician de un microclima único, influenciado por la brisa constante y la humedad proveniente de un dique cercano.

Desde el inicio, Jorge y Hugo se propusieron hacer las cosas con prolijidad y orden, implementando un sistema de riego por goteo alimentado por dos pozos y protegiendo sus vides con mallas antigranizo, las cuales también resultaron útiles para mantener a raya a los pájaros, un problema recurrente en la zona.
Durante la visita a Famiglia Furfaro también estuvo presente Gustavo Ozamis, quien se unió como enólogo en 2017, y fue fundamental en la sectorización del viñedo, un proceso clave para “garantizar la calidad y el carácter único de cada variedad de uva”.
Bajo su liderazgo, la bodega ha implementado nuevas técnicas de vinificación y ha comenzado a utilizar tanques de acero más pequeños para lograr una mayor precisión en el proceso de elaboración.

Jorge nos contó que en el año 2023 la bodega sufrió heladas tempranas que afectaron la producción, lo que postergó un poco los planes de expandir el viñedo en 2 hectáreas más, centrado en chardonnay y pinot noir.
Un proyecto que se suma a las tareas cotidianas de Jorge que van desde el embotellado hasta el recorrido por la finca durante el año, las labores de cosecha y demás cuestiones, muchas de las que tuvo que hacerce cargo ya que en cada temporada son recurrentes las dificultades para encontrar mano de obra calificada.


Entre los vinos que probamos durante la visita me quedo con Primaterra Reserva Malbec Petit Verdot y el Primaterra Gran Petit Verdot, ambos con una variedad no tradicional que pareciera haber encontrado en la zona un buen matcheo para vinos que tienen cierta concentración y potencia sin dejar de mostrar las bondades del varietal.
Escuchar a Jorge es escuchar la historia de Famiglia Furfaro, una historia de perseverancia, innovación y amor por la tierra.
Gracias por recibirnos. Salú!
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