Hace unos días atrás tuve la oportunidad de asistir a lo que fue la vertical de Domiciano Corte Estrella, el vino ícono de Bodega Domiciano con la excusa de celebrar sus primeros 20 años.

Así las cosas, junto a Federico Fernández, propietario, pude probar lo que en realidad fue más una escalera que una vertical, ya les cuento más abajo, pero primero vale la pena hacer un repaso por la historia de la bodega.

La historia de Bodega Domiciano es profundamente familiar. Fundada en 2005, Domiciano lleva el nombre del bisabuelo de Fede, quien hacía vino de mesa para compartir.

En concreto, el inicio de Domiciano se dio con la compra de una finca que incluía una casa y un viñedo de uva de mesa, una adquisición que la familia vio como una oportunidad en la zona alta de Barrancas, Mendoza.

Bodega Domiciano
Las copas de la vertical

Una vez allí, decidieron plantar lo inculto y tras dos años, apareció la posibilidad de vender esas 35 hectáreas que habían plantado y se embarcaron en la búsqueda de más tierra, encontrando 370 hectáreas en una zona baja Barrancas, llena de piedras, dominada por jarilla, donde había que hacer todo de cero.

Estratégicamente, particionaron esta gran extensión en cinco, planeando plantar y vender algunas de ellas como ya lo habían hecho. Pero el bichito del mundo del vino ya había picado.

Entonces, con la venta de su parte en la empresa familiar, el padre de Federico canalizó los recursos para meterse de lleno en el mundo del vino. La construcción de la bodega fue un proceso rápido: se acondicionó un galpón en la finca, y los tanques de elaboración llegaron en marzo de 2005, apenas cinco días antes de la cosecha.

El proyecto tuvo un giro inesperado a fines de 2006, cuando un importador estadounidense se interesó en su malbec, lo que los hizo pasar de elaborar 50 mil litros a 1 millón en solo tres años.

Bodega Domiciano
Bodega Domiciano en Coquimbito (sitio web de la bodega)

Esto impulsó un crecimiento rápido. Mientras construían su propia bodega en Barrancas (inaugurada en 2011), compraron la antigua bodega en Coquimbito. Esta bodega, construida en 1919 con ladrillos de adobe, hoy es su centro de fraccionamiento, sala de barricas y el lugar abierto al turismo. La vendimia, en cambio, sucede en su finca de Barrancas, donde poseen 160 hectáreas de viñedos (más de la mitad plantada con malbec, además de cabernet franc, syrah y marselan).

Hecho este repaso, momento de volver a la vertical.

El vino Domiciano Corte Estrella es el ícono de la bodega y su origen está dado en que cada corte sea una selección meticulosa de las barricas más destacadas, sin sujetarse a un patrón varietal ni a una definición de añada, permitiendo que el corte se reinvente año tras año.

Por esta razón, el volumen es bajo (la edición 9 tiene 3.200 botellas) y no sale uno por año, sino que se lanza a medida que la propuesta vigente quiebra stock.

La cata entonces comprendió a las ediciones 9, 8, 7, 6 y 5 de Domiciano Corte Estrella.

El Corte 9 (la edición actual) combina 75% malbec y 25% syrah, ofreciendo una buena estructura, fruta roja y notas cárnicas, con cierta frescura. Le siguió el Corte 8, con 80% malbec y 20% cabernet franc, que se sintió más jugoso y sedoso, con especias y algo mentolado.

El Corte 7 (80% malbec, 15% cabernet franc y 5% marselan) mostró notas de fruta negra, con más concentración y persistencia.

Domiciano Corte Estrella 7
Domiciano Corte Estrella 7

A medida que retrocedimos en los capítulos, percibimos la evolución: el Corte 6 (70% malbec y 30% cabernet franc) ya revelaba notas más chocolatosas y mayor presencia de madera. Finalmente, el Corte 5 (40% malbec, 30% cabernet franc y 30% cabernet sauvignon), del que solo se elaboraron 1.494 botellas, destacó por ser sedoso, elegante y tener una buena estructura.

Un punto interesante que conversamos con Fede fue la particularidad de su cosecha. En Domiciano, eligen cosechar sus viñedos durante la madrugada, en las frescas noches mendocinas. La razón es técnica: al cosechar al amanecer, el racimo alcanza su menor temperatura, ingresando a la bodega lo más fresco posible. Esto permite un procesamiento y selección que asegura la máxima frescura, un detalle crucial para el carácter de sus vinos.

En resumen, la degustación de la vertical de Domiciano Corte Estrella fue un recordatorio de que la pasión familiar puede construir un legado sólido, botella a botella, sin atarse a reglas preestablecidas.

Gracias a Mariana y Fede por la invitación. Salú!

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