Una de las visitas que más me sorprendió durante #LaCuevaVisitaJujuy fue la que nos tocó hacer a Viñedos Yacoraite.
Allí nos recibió Ezequiel Bellone, quien asesora agronómicamente, y nos contó la historia de Alejandro Izquierdo, el hombre detrás de Viñedos Yacoraite. Alejandro tiene padres jujeños pero vive en Estados Unidos desde hace tres décadas, donde trabaja en el BID y está a punto de recibirse del WSET 3.
Cada vez que volvía a su tierra natal, la idea de plantar viñas se hacía más fuerte. En 2014 dio el paso y puso las primeras plantas en este rincón del valle del río Yacoraite, a nada menos que 2777 metros sobre el nivel del mar.
En Viñedos Yacoraite son seis hectáreas en total, con manejo orgánico y un mix de variedades que incluye malbec, cabernet franc, merlot, chardonnay, torrontés, riesling y hasta bellone, una uva blanca italiana poco común en Argentina. En 2016 decidió apostar fuerte por el cabernet franc y, dos años más tarde, sumó merlot y las blancas.
La ubicación es tan extrema que Viñedos Yacoraite se ubica entre los seis viñedos más altos del mundo. Algo que hace que se complemente con el entorno ya que la Quebrada de Humahuaca fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2003.

Mallku es el nombre que Alejandro eligió para sus vinos y proviene de una palabra andina que refiere a la sabiduría de la montaña y la visión del cóndor.
La degustación fue un viaje en sí mismo. Los Mallku Malbec mostraron una línea que, con los años, fue ganando estructura sin perder frescura. El 2017 apareció más concentrado pero equilibrado; el 2018 con más estructura y fruta negra; el 2019 jugó con notas de tabaco y buena fluidez; el 2020, más redondo y con acidez vibrante; el 2021, algo más arisco y especiado; el 2022, con un toque mentolado y madera presente; y el 2023, pura seda, volumen y frescura.
El Mallku Naranjo sorprendió con notas florales, durazno y un leve eco de hidrocarburos, mientras que los cabernet franc fueron una clase de pirazinas bien marcadas: del pimiento y tomate asado del 2021 a la madurez más dulce del 2022, para volver al perfil herbal y fresco del 2023.
Los Gran Corte Ícono mostraron un equilibrio notable: el 2022, con taninos presentes, fluidez y final persistente; el 2023, más fluido aún, con volumen, estructura y una acidez un punto más alta que promete larga vida.

La visita a Viñedos Yacoraite incluyó la posibilidad de poder probar los vinos de dos productores más (también asesorados por Ezequiel) que, vale aclarar, no son de la Quebrada sino de los valles Templados: Vivi Wines y Finca La Merced.
En Vivi Wines, Viviana y Ezequiel comenzaron en 2014 con malbec, cabernet y merlot, y luego sumaron sauvignon blanc y torrontés. Son apenas dos hectáreas a 1330 msnm, con suelos 100% arcillosos. Hasta ahora sus vinos eran para consumo familiar, pero este año comenzarán a comercializarlos con enología de Lucas Niven.
En Finca La Merced, Juan Mateo Aguiar decidió retomar la tradición vitícola familiar en 2019, plantando malbec, carmenere y cabernet franc. De allí nacen etiquetas como Don Inocencio (blend de malbec y franc, con notas ahumadas y de tabaco) y una rareza: un vino elaborado con uva chinche, del que solo hicieron 58 botellas.

Esta visita le fue dando forma a una de las conclusiones de la que me volví de este viaje, Jujuy no solo puede hacer vino, sino que puede hacerlo con un carácter propio. En el caso de Viñedos Yacoraite, esa personalidad se traduce en vinos de altura extrema, frescos, con identidad marcada y una diversidad que habla de curiosidad y búsqueda constante.
Pueden leer más notas de lo que fue el viaje a Jujuy desde este link. Salú!
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