Durante el último viaje que hice a Mendoza una de las paradas que más me sorprendió fue la que tuvo que ver con la visita a Antigal Winery.
Una bodega que siempre tuve en el radar, ya sea por sus vinos o porque es una opción bien cercana a la ciudad de Mendoza, pero que por una cosa u otra nunca terminaba siendo incluida en el itinerario de los viajes. Hasta esta ocasión.
Si bien la bodega es comprada por Horacio Peyró en el año 2000, el casco de la bodega es del año 1897, con el paso de los años Virgilio Cartoni, amigo de Peyró, se va metiendo y en 2018 se queda con el 100% para ponerla en funcionamiento nuevamente. Así Antigal Winery fusionó historia y modernidad, apostando por la alta gama y la innovación enológica para posicionarse como referente en la escena global del vino.

Ese casco histórico de la bodega que les contaba más arriba fue renovado completamente a través del trabajo del estudio Bormida Yanzón.
La transformación no solo incluyó instalaciones de última generación, sino también un enfoque enoturístico, con el restaurante Antigal Authentic Flavors, un wine shop y capacidad para albergar grandes eventos sociales y corporativos.
Su proximidad a la ciudad y un estacionamiento para 170 vehículos hacen de Antigal Winery una sede ideal para experiencias únicas, como casamientos y conferencias internacionales.

En el ámbito productivo, Antigal Winery mantiene tiene una capacidad actual de 2,5 millones de litros, aunque producen 1,8 millones de botellas al año, de las cuales el 80% se destina a la exportación.
Estados Unidos es el principal mercado, representando el 45% de las ventas internacionales, seguido de China, Rusia y Brasil. Con presencia en más de 70 países, la etiqueta metálica del “1” en los vinos UNO Malbec y UNO Rosado se ha convertido en un símbolo.


Los viñedos de Antigal Winery se distribuyen entre Maipú, donde la bodega posee 10 hectáreas plantadas con malbec y cabernet sauvignon, y el Valle de Uco, una de las regiones más prestigiosas de Mendoza. Aquí se encuentran las fincas La Dolores en Gualtallary y Doña Ángeles en La Arboleda, sumando un total de 340 hectáreas, de las cuales 110 están en plena producción.
Además, llevaron adelante un trabajo con el geólogo Guillermo Corona les permitió identificar suelos con alto potencial, especialmente en Gualtallary, donde planean plantar entre 35 y 40 hectáreas adicionales en terrenos calcáreos con cañadones. Este enfoque busca maximizar la expresión del terruño en variedades como malbec, cabernet franc, chardonnay y syrah, mientras que en La Arboleda también cultivan tempranillo y merlot.

Esta nueva etapa de Antigal Winery, que incluye reconocimientos internacionales, va de la mano con el armado de un equipo de profesionales con trayectoria en la industria. Santiago Ribisich, ex Grupo Avinea, lidera la Gerencia General, mientras que Paula González, anteriormente en Pyros Wines, encabeza la enología con un enfoque en microvinificaciones y terroir.
Además, Gastón Re, experto en experiencias enoturísticas, y Matías Casagrande, en agronomía, completan un equipo que respalda la visión de llevar a Antigal Winery a nuevos horizontes.

Durante nuestra visita, exploramos la sala de fermentación por gravedad y degustamos vinos en diferentes etapas de elaboración, como el sauvignon blanc 2024 y el chardonnay 2024, que ya dejan ver el meticuloso cuidado en cada detalle. La experiencia culminó en la sala subterránea de degustación, un espacio que combina historia y modernidad.


El restaurante, dirigido por el chef Luciano Ricco, es un destino en sí mismo. Ofrece menús de tres y siete pasos, donde cada plato es cuidadosamente maridado con los vinos de la bodega. En colaboración con el maestro panadero Iván Salinas, los panificados complementan la propuesta culinaria, creando una experiencia integral.
La propuesta top de este espacio es un exclusivo menú Destino Antigal, que incluye 17 (!) platos maridados con toda la línea de vinos, una experiencia que lleva 4.30 hs. y es con reserva previa. En ella se prueban todas las propuestas de la carta junto a todos los vinos más una etiqueta exclusiva del lugar.
En la visita disfrutamos con un menú de tres pasos que incluyó entradas como gravlax de trucha y hojas de parra rellenas, acompañado por el blend blanco Adventus.

Está claro que en Antigal Winery la apuesta está enfocada en lograr vinos de alta gama, con proyección internacional y una propuesta enoturística de primer nivel que consoliden su posición como un referente en la vitivinicultura argentina.
Gracias a Martín por las gestiones y a Santiago, Gastón y Paula por recibirnos. Salú!
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