Una de las visitas del último día en el último viaje a Mendoza fue a Bodega Cruzat, una bodega dedicada exclusivamente a la elaboración de espumosos bajo el método tradicional.
Allí nos recibió Lorena Mulet, la enóloga que lidera el equipo técnico junto al agrónomo Cristian Ciagra.
La bodega, ubicada en Perdriel, nació en 2004 de un sueño compartido por un grupo de amigos chilenos. Su intención original era hacer espumantes de alta gama en Chile, pero al contactar a Pedro Rosell, un referente indiscutido del método champenoise en la región, la historia cambió.
Rosell fue categórico: el mejor lugar para hacerlo no era Chile, sino Mendoza. Esa convicción fundó lo que hoy conocemos como Bodega Cruzat.
En la ubicación de la bodega cuentan con una finca propia que tiene cinco hectáreas plantadas con chardonnay y pinot noir, utilizando clones champagneros específicos (Pinot 777 y 115; Chardonnay 95) en sistema Guyot. Lorena nos contó que de estas uvas nace la línea Premier.
Pero la búsqueda de calidad no se detiene en Perdriel. Para sus líneas superiores (Cuvée, Single Vineyard y Milésime), traen uvas del Valle de Uco. Además, recientemente adquirieron la finca vecina de ocho hectáreas incultas, donde planean expandir sus plantaciones con los mismos clones de alta calidad.
En cuanto a las instalaciones en sí, cuentan con una capacidad de 300.000 litros y una producción anual de unas 500.000 botellas.
Un detalle que llamó mi atención (y creo que la de Ángel también) son sus tanques: altos y angostos.
Lorena nos explicó que este diseño no es casual; durante la fermentación, la temperatura se eleva, y este formato permite enfriar de manera más eficiente. Además, la altura favorece que las levaduras permanezcan más tiempo en suspensión de forma natural, lo que aporta mayor complejidad al vino.
La vendimia se realiza a mano en febrero, en una ventana de apenas 15 días, buscando el punto justo de madurez. Se prensa con racimo entero y rendimientos muy bajos (45–50%) para obtener solo el “corazón” del jugo, evitando taninos duros. Cada variedad se elabora por separado y los cortes se definen posteriormente.
En Bodega Cruzat, el método es ley. La segunda fermentación ocurre en botella, donde se agrega azúcar y levaduras para generar la toma de espuma. Dependiendo del lote, el removido se hace en pupitres tradicionales (siempre para las Magnum) o en giro pallets.
Un dato interesante es que el degüelle se realiza “a demanda”, a medida que entran los pedidos.
Esto permite que el vino permanezca el mayor tiempo posible sobre lías, ganando untuosidad y complejidad antes de salir al mercado. El licor de expedición, que define la categoría del espumoso, se elabora con azúcar y un destilado propio (de chardonnay o pinot noir), sin agregar sulfitos en esta etapa.
En cuanto a los espumosos en sí, durante la visita degustamos todas las etiquetas que elaboran, desde la línea Premier, que representa el 60% del volumen y tiene opciones como Extra Brut, Rosé y Nature, hasta el Pet Nat y un Naranjo de chardonnay.
Por supesto, también probamos los Cuvée y el Single Vineyard Finca La Dama y cerramos a toda orquesta con el Millésime, la joya de Bodega Cruzat: un blanc de noir que en la añada 2018 es la cuarta edición de su historia.
En cuanto al futuro, Lorena fue bastante clara: Bodega Cruzat apunta a la calidad, no al volumen.
Por eso nos comentó que están explorando terroirs extremos en el sur, como Paso del Sapo en Chubut, y experimentando con nutrientes de levaduras importados para seguir elevando la vara de la burbuja argentina.
Sin dudas fue una gran experiencia conocer de primera mano la historia y el trabajo que realizan en una de las bodegas de espumosos referentes de la Argentina.
Gracias Lorena por recibirme. Salú!
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