Revolviendo los apuntes del último #VinoAppTrip encontré que no había publicado nada sobre lo que fue la visita a Tempus Alba.
La Bodega es propiedad de la familia Biondolillo quien ya va por la cuarta generación vinculada a la industria vitivinicola. Actualmente es Aldo Biondolillo quien ocupa el cargo de director general y presidente.
Vale aclarar que si bien son cuatro generaciones Tempus Alba en sí fue fundada en el año 2002 y está ubicada en Coquimbito, Maipú.
Les contaba (?) que Aldo es quien está al frente pero además es ingeniero agrónomo y enólogo. Además está José Luis Biondolillo, enólogo principal, Mariano Biondolillo, ingeniero industrial y jefe de producción y Leonardo Biondolillo, ingeniero agrónomo y director comercial, lo que deja bien en claro el espíritu familiar.

Tienen unas 120 hectáreas plantadas, repartido en las fincas que se encuentran en Tupungato, en Anchoris, sur de Luján de Cuyo, y en Coquimbito, Maipú, en viñas que rodean la bodega. Como si fuera poco algunos de sus viñedos tienen 100 años de edad (!).
Pero lo que realmente me llamó la atención de la visita fue conocer sobre el trabajo de investigación que vienen realizando desde hace 15 años y que tiene que ver con un programa de selección clonal de malbec llamado proyecto VERO.
¿Qué joraca es eso? Básicamente eligieron el malbec como base para desarrollar la bodega y para ello comenzaron a estudiarlo con el objetivo de extraer su máximo potencial genético y así elaborar el mejor malbec posible.
Para eso comenzaron, en el año 2000, con un viñedo de 8 mil plantas en la zona de Maipú, integrado por material genético de la mayoría de las regiones vitivinícolas de Mendoza. Así pudieron tener la mayor cantidad de material genético diverso posible.
Luego del paso de algunos años, con las plantas en plena producción, seleccionaron visualmente casi 600. Para ello observaron el tamaño de los granos y el vigor de las vides, entre otros factores.
Esa selección fue implantada en Coquimbito, Mendoza, y es la base genética de VERO.

Pero esto no termina acá ya que pese a su relación genética, cada planta es diferente a otra y por lo tanto no crecen y maduran exactamente igual lo que los llevó a identificar nuevamente a las mejores plantas para luego multiplicarlas y plantarlas en la finca La Alborada.
Eso formó la base de la cual se seleccionaron, siempre por observación en el viñedo, los 25 mejores exponentes que luego fueron vinificados por separado. De esos 25 vinos obtenidos se eligieron solo 10, por análisis sensorial a ciegas, y ese top ten integró el VERO 2007, primera cosecha de dicho vino.
Es en ese punto en el que continuaron las investigaciones y multiplicaron, en el laboratorio, los mejores clones con el objetivo de seguir replicando las mejores plantas.

Increíble laburo de investigación y desarrollo el que vienen haciendo que además está al alcance para poder probarlo. Salú!
Nota: algunos datos los conseguí gracias a la inestimable colaboración de Jorge Bordieu quien publicó sus impresiones acá.

De profesión periodista, desde el año 2014 tengo este espacio en el que comunico el maravilloso mundo del vino. Desde hace más de 3 años realizo contenidos digitales para distintas bodegas y vinotecas de la industria. Acá vas a encontrar crónicas, entrevistas y alguna que otra recomendación. Parte de Argentina Wine Bloggers, fui jurado del Concurso Vino Sub30 edición 2015. Además fui finalista de los Born Digital Wine Awards 2017 y tengo hecho el WSET® L2 Wines & Spirits. Gracias, vuelva prontos!
Muy buen post,
saludos
Nicolás